En el desafío de repensarse hacia el futuro, las instituciones de educación superior atraviesan cambios disruptivos relacionados a la virtualidad, la modernización tecnológica y las expectativas de los estudiantes.

Más allá de su rol en la transformación de las personas y de las sociedades contemporáneas -altamente tecnológicas y modernas- estas tendencias son el marcapaso desde donde las universidades deben redefinirse con imaginación para ser pertinentes y sostenibles.

Si durante años las investigaciones sobre educación superior se refirieron al quehacer disciplinar y a las prácticas profesionales, hoy las instituciones son objeto de estudio en relación a incorporación de modelos flexibles y a la aplicación de innovación educativa.

Mirando hacia adelante, según el Informe Diagnóstico sobre la educación superior y la ciencia post COVID-19 2022, hay cinco escenarios que podrían concretarse durante los próximos años: 

1. Cambios graduales en la fisonomía de la docencia, con incremento del modelo híbrido para diversificar la oferta y fortalecer la investigación y extensión.

2. Educación apoyada en un sistema de inteligencia artificial con traducción simultánea, con ofertas de programas educativos ofrecidas por grandes empresas tecnológicas en fusión con universidades de prestigio.

3. Modificación del enfoque de programas de pregrado, con sustitución del título profesional obtenido por un periodo de cuatro o cinco años por un modelo de formación general que se complementa con profesionalización a lo largo de la vida de las personas.

4. Fusión entre instituciones con institutos tecnológicos para aumentar la competitividad y estrechar la relación con los sectores productivos y de la industria.

5. Posicionamiento de la innovación y emprendimiento como elementos determinantes en la diferenciación institucional.


Un autoanálisis de la transformación digital

Dar respuesta a estos escenarios requiere una reconfiguración interna y cultural de las universidades, donde la tecnología sea la principal protagonista, así como las soluciones que permitan leer las complejidades y requerimientos de cada región.

Como es sabido, la educación superior es heterogénea y compleja, con instituciones que poseen diferentes grados de digitalización en sus áreas de gestión académica y administrativa.

Para pensarse hacia el futuro, las universidades deben conocer su propio proceso de transformación digital en vistas hacia un cambio profundo. Instaurar el pensamiento digital sigue siendo el desafío común.

Volver
Chatea en WhatsApp