Al planificar los objetivos de cada período, las universidades suelen evaluar parámetros fundamentales para asegurar la rentabilidad: costo de oportunidad, costo por prospecto y por adquisición, ciclo de vida del estudiante, retorno de la inversión, entre otros valores.

Dentro de esta lista de indicadores hay un costo que se olvida con frecuencia y que puede ayudar a las universidades a tomar decisiones a tiempo: el costo de inacción o COI.

El COI es el costo que representa no tomar ninguna medida para abordar o evitar la deserción estudiantil o para accionar sobre cualquier problemática de las instituciones, lo cual tiene un alto impacto económico para ellas.

Si consideramos lo que la institución invierte en captar nuevos estudiantes, en infraestructura y en recursos humanos y tecnológicos, es casi un despropósito no accionar para asegurar la permanencia de los alumnos. Ahí es donde el COI se convierte en una métrica valiosa: nos ayuda a dimensionar qué significa realmente para la universidad ese porcentaje de deserción estudiantil.

¿Qué se necesita para medir el COI?

Para calcular la pérdida semestral o anual de la institución (por ejemplo, en concepto de deserción), se pueden tomar de manera general las siguientes variables:

  • Cantidad total de estudiantes.

  • Cantidad (promedio) de ingresantes en el último periodo.

  • Cuota mensual promedio por estudiante.

  • Tasa de deserción total.

  • Tasa de deserción en el segmento de ingresantes.

  • Costo anual y/o semestral de la carrera.

Accionar a tiempo

Aunque todas las instituciones de educación superior presentan realidades específicas, el Costo de Inacción asociado a la deserción estudiantil suele ser muy significativo. En la mayoría de los casos se identifican pérdidas anuales promedio de más de 10 millones de dólares.

Para evitar estas pérdidas es importante realizar una medición regular y monitoreada de indicadores como el nivel de retención o el costo de inacción que permitan desarrollar una estrategia. Luego, conocer en profundidad las necesidades de los estudiantes y las causales individuales de abandono, ya que esto permitirá a las universidades adelantarse a la deserción con acciones puntuales.

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